De Valores y Conveniencias en el Arte de Vivir

‘Ser correctaos’ es simple…, cuestión de actuar en coherencia con nuestros valores, cierto?? 

Más ‘ser correctaos’ no es fácil en un mundo que usa los valores como papel higiénico y los confronta con la sobrevivencia. 

Un clásico ejemplo es conservar un trabajo a pesar de situaciones imbancables, porque es así como alimento a mi familia…, o minimizar y hasta hacer la vista gorda con situaciones que van en detrimento de alguien porque no me quiero exponer a quedar sin tales o cuales apoyos…, o pensar que porque yo no soy la actora directa en la situación, no es ni mi asunto ni mi problema… y un gran etc. en el conflicto entre lo que me sirve y lo que me conviene para subsistir. 

Es algo que tiene tanta ocurrencia, que ya ha entrado en la ‘normalidad’… y así ha ido poco a poco anestesiando el merecimiento.  Tanto, que cuando alguien se atreve a merecer, poner límites y sacar la voz, se lao considera ‘desubicadao’, ‘desadaptadao’, ‘conflictivao’.  Al in-famoso sistema y sus tentáculos (programación en la mentalidad de millones de personas humanas) le amenaza severamente la libertad, el pensamiento propio, las conclusiones propias, el criterio propio…, le amenaza tanto, que genera confusión en la mente-corazón de sus seguidores para que no se vayan a inspirar en quienes se atreven, y mucho menos emular el atrevimiento, eh?? 

Y ese es el juego de la evolución en este y muchos otros tiempos.  El GRAN DESAFÍO del discernimiento…, qué es qué, quién es quién, de qué se trata, para qué está sucediendo… ¿sirve arreglarlo? ¿cómo se arregla?
Porque sin ejerSER y confiar en nuestro discernimiento, no tenemos forma de construirnos un sistema de valores, y menos de ser coherentes con él, cierto?  Y entonces la ‘corrección’ se convierte en pieza de museo, con las consecuencias del caso.


¿Cómo me ayudo a discernir con precisión?  ¿A reconocer el ruido de mis propios condicionamientos y no teñir lo que me va mostrando la Vida?  ¿Cómo me ayudo a sostenerme en mentecorazón clara, lo más lúcida posible, para que mi ejercicio de discernimiento no resulte, por ejemplo, injusto… y sume a la creación de espejismos?

Cuando me hago estas preguntas existenciales… pongo atención en las prácticas de sobrevivencia existencial que se han mantenido a través del tiempo, de los siglos, de los milenios…, porque si se han mantenido, deben servir, eh??  Y creosiento que la meditación (viaje al interior de mí misma) es la gran ruta para co-crearnos un suelo cognitivo-reflexivo-activo interior donde puedan germinar claridad, la suficiente honestidad y transparencia como para que mi alma me muestre los valores que sirven para la buena coexistencia en nuestro amado hogar Tierra.

Siento que la meditación nos va acercando más y más al estado interior de inofensividad, donde se gestan la humildad, la capacidad de auto-mirada, la conciencia del beneficio mutuo y colectivo, el espíritu de cooperación… y también la capacidad de cernir lo que sirve se quede y me siga alimentando, y lo que ya no tiene oficio ni beneficio y, de quedarse, generará podre-dumbre.  O sea, la inofensividad también me da buen piso para poner límites desde mi merecimiento, desde la decisión de no agredirme a mí misma.

Tantas rutas y formas de meditar hay familia…, cada quién encontrará la que le sirve, la que se lleva bien con su energía individual.  Por ejemplo, las personas con bastante Aire en su energía (desde la astrología), tienen la facilidad de sentarse por mucho tiempo y enfocar en su respiración, o en un mantram, o en un koan…, mientras que las personas con poco Aire no duran un minuto enfocadas en nada, de manera que la meditación tipo Zen no es lo que les va a servir sino más bien meditar haciendo trekking 😉.


 ¿Quieres saber qué tipo de meditación va con tu energía?
Escríbeme a samai.mujermedicina@gmail.com y déjame saber que estás interesadao. Para que coordinemos una charla online y sumar a más personas, Facebook live por ejemplo.

Así pronto seremos MUCHAOS meditando, aclarándonos, actualizando nuestro sistema de valores, actuando en coherencia… y reviviendo la ‘corrección’, la sana-acción que alimenta lo que sirve y no lo que conviene.


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