Todxs son culpables de mi no
haber logrado tal o cual cosa, de mi desdicha, de mi enojo, de mi frustración…
y como son culpables, les tiro nomás la caballería encima, lxs agredo,
descalifico , invalido, tiro caca.
Total, se lo merecen por ser exactamente como yo quiero que sean.
Y mientras el juego sigue, siendo el empedrado el culpable de mi cojera, dejo de crecer, de madurar, de evolucionar…, me quedo estancadx en un loop de víctima desentendida de las consecuencias de sus emanaciones y acciones. Lxs demás tienen un problema y se las agarran conmigo…, yo soy un angelito con alas graaaandes, con cero responsabilidad en el estado de los asuntos.
“El cojo le echa la culpa al empedrado” tienen un componente de lo más narciso, eh?
Desde esa ceguera selectiva con
las propias disfunciones o limitaciones, que se proyectan básicamentecorazón en
quien está a mano (aunque habitualmente hay targets favoritos)…, porque adentro
no se pueden quedar ya que romperían el juego.
Desde ese traspapele interior, si siento que algo anda mal en nuestra vida vamos a terapia para que nos ayude a estar bien con nosotrxs mismxs, no para comprender y asumir las consecuencias de nuestro modus operandi, porque yo no tengo ningún problema con mi caminar, son las demás personas las que mueven las piedras y me hacen tropezar.
Para este juego evasivo no se
requiere desinteligencia (¡cuánta gente inteligente lo juega!), más sí se
requiere de inmadurez mental-emocional.
Justamentecorazón la madurez tiene que ver con ASUMIR los desperfectos de
la propia personalidad y elegir arreglarlos para posibilitarse relaciones
saludables y plenas… en vez de socaparlos con un amplio y creativo repertorio
de justificaciones.
Yo…
¡montones!, generándome estancamientos significativos. Por un lado, la sociocultura que me programó
no brilla por la auto-responsabilidad, de manera que mi modus operandi tenía como
normalidad el responsabilizar a otrxs por mi cojera. Y cómo de profunda será esa programación, que
aun habiendo atendido el tema ya por décadas, sigo pisando el palito cada
tantito.
Con las sacadas de cresta a lo
largo del camino (gratitud Madrecita Vida por tus salas de clases), re-cordé -activé
la memoria del corazón- que la equivocación no existe, ya que en cualquier
momento dado respondemos de acuerdo a lo que en ese momento entendemos. Más sí existe la evasión de responsabilidad
en cuanto a las consecuencias que el entendimiento del momento pueda generar, y
es desde esa evasión que nacen el cojo, el empedrado y lxs culpables
convenientes que inventamos para no quedarnos fuera del juego.
Nuestras tendencias disfuncionales probablemente no van a cambiar, más al madurar desarrollamos la habilidad de administrarlas de otra manera, asumiéndolas y atendiéndolas en vez de escondiéndolas y proyectándolas.
Siento que es hermoso ser humanxs imperfectxs…, que no es lo mismo que humanxs cara’e raja a quienes les importa un rabanito su imperfección y las consecuencias que tiene en el resto de la vida, eh?
La próxima vez que te pilles jugando la del cojo… ¿qué eliges hacer?
)O( Samai Mujer Medicina )O(
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